El movimiento de fábricas recuperadas hoy


El fenómeno de recuperación de empresas en Argentina se enmarcó dentro de los nuevos movimientos sociales de resistencia al modelo neoliberal de la década del 90. Piqueteros, movimiento de desocupados, asambleas barriales se sumaron y se solidarizaron constituyendo el tejido asociativo de resistencia y lucha en una Argentina que había sido desbastada sistemáticamente.

La recuperación de fábricas puso en evidencia las fallas del sistema en el que estamos inmersos y, consecuentemente, ofreció las pruebas de lo que muchos académicos niegan desde sus escritorios: que hay alternativas, que el capitalismo no es algo intrínseco en la naturaleza del hombre, que no es la única forma posible de organización.

Si bien existen antecedentes históricos locales e internacionales, este modo de lucha fue inédito, ya que se generó desde un accionar impulsado desde prácticas sociales distantes de todo poder económico político. Fueron los trabajadores que, despojados de sus puestos de trabajo, emprendieron la lucha de recuperación cuando la patronal dejó de pagar los sueldos, o abandonó las fábricas.

La organización del Movimiento Nacional de Fabricas Recuperadas nació con la primera fábrica recuperada en la Argentina, que fue la ex Gip-Metal S.R.L., de Sarandí, Partido de Avellaneda, el 22 de Agosto de 2000.

Ese día los trabajadores recibieron los telegramas de despido porque se había decretado la quiebra por pedido de sus propios dueños. Advirtieron que algo raro sucedía porque habían trabajado en forma normal hasta el día anterior, entonces tomaron la decisión de ingresar a la planta para permanecer en forma pacífica en resguardo de los bienes y hasta tanto se aclare la situación.

Luego se produjo el intento de desalojo, la resistencia, la formación de la Cooperativa de Trabajo Unión y Fuerza Limitada, el alquiler de las maquinarias, la primera ley de expropiación de una planta fabril, sancionada el 16 de diciembre de 2000.

El 8 de enero de 2001 fue el primer día de trabajo de estos pioneros de la recuperación del trabajo por sus principales actores. Hoy, a una década de aquella crisis el fenómeno sigue vivo. Aunque a menor ritmo, firmas quebradas y abandonadas por sus dueños son recuperadas, al tiempo que nuevas empresas sociales surgen bajo la forma de autogestión. El fin de estas firmas no es maximizar la ganancia, sino crear fuentes de empleo y valor para la comunidad.

Según el último Relevamiento de Empresas Recuperadas en la Argentina publicado por el Programa Facultad Abierta de Filosofía y Letras de la UBA, existen a octubre de 2010 unas 205 firmas recuperadas que ocupan a 9.400 trabajadores. En el anterior relevamiento de 2004, la cifra era de 161 empresas recuperadas con 6.900 trabajadores.

El 15% de las empresas recuperadas surgió antes de 2001, un 61% lo hizo entre 2001 y 2004, el 11% entre 2005 y 2007, y otro 11% se recuperó del 2007 en adelante, en coincidencia con la crisis financiera internacional. Los factores que impulsan el fenómeno son, según el relevamiento de la UBA, la falta de pago de salarios, la quiebra o su peligro inminente y el vaciamiento.


Modelo de gestión alternativo

La forma casi excluyente de organización de las empresas recuperadas es la cooperativa (95%), aunque hubo algunos intentos (Zanón, textil Bruckman) de estatización con control obrero. El cooperativismo permite asumir el control de la planta sin afrontar las deudas contraídas por los antiguos dueños; algunas reducciones impositivas y obtener la expropiación por parte del Estado.

Sin embargo, la Ley 20337/73 que regula a las cooperativas conlleva algunas desventajas para los trabajadores, que pasan a ser "socios" monotributistas y pierden los derechos de la relación de dependencia: antigüedad, asignaciones familiares y quedan excluidos del sistema de Riesgos del Trabajo (ART), debiendo abonar sus propios seguros.

En cuanto al perfil de los trabajadores de las empresas recuperadas, el promedio de edad es mayor a la media y se trata en general de puestos operativos, ya que las posiciones administrativas y de gerencia son abandonadas durante el conflicto que precede a la recuperación. Esto implica una desventaja inicial por el desconocimiento de las funciones de gestión y administración, pero a la larga las firmas contratan profesionales externos o a antiguos compañeros que cumplían esas funciones.

Es importante destacar que si bien el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) constituye la principal expresión del movimiento de recuperación de empresas, un sector minoritario de estas se ha diferenciado bajo la forma del Movimiento de Fábricas Recuperadas (MFR).

También debe registrarse la existencia de una Federación Nacional de Cooperativas de Trabajo y Empresas Recuperadas (FENCOOTER), que fomenta el cooperativismo. Del mismo modo, se ha constituido una Federación de Cooperativas de Trabajo (FECOOTRA), en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires.

Luego, existen algunos casos importantes de empresas recuperadas que no forman parte de ninguna de las agrupaciones mencionadas (por ejemplo, las mencionadas cerámicas Zanón, en la provincia de Neuquén, y la textil Bruckman, en Capital Federal).

Debe tomarse como un dato importante del fenómeno, los diferentes grados de relaciones inter-empresas recuperadas: mientras que en algunos casos (aproximadamente el 17%) existe un fuerte apoyo mutuo (que se manifiesta en préstamos, maquinarias y materia prima, intercambio de conocimientos técnicos, apoyo legal, etc.), en la mayoría sólo existen contactos inter-empresas de escasa relevancia (53%), mientras que hasta un 30% de empresas recuperadas o tiene relaciones entre sí.

El proceso de apoyo mutuo inter-empresas, aunque incluye también contradicciones, aporta a la construcción de un espacio político-institucional común.


Legislación

Con la reforma a la Ley de Concursos y Quiebras en junio de 2011, se abrió un nuevo escenario para las fábricas recuperadas que busca garantizar la continuidad a manos de los trabajadores de una empresa quebrada. A pesar del signo positivo que diferentes protagonistas reconocen en un cuerpo legal que responde a una más amplia agenda de reclamos del movimiento, también se abren algunas dudas sobre la capacidad de solucionar problemáticas centrales de las distintas experiencias así como también sobre su aplicación concreta.

¿Cuáles son los aspectos centrales de la Ley 26684, que modificó el marco regulatorio de la anterior Ley 24522 sobre los concursos preventivos y las quiebras empresarias? Los trabajadores de una firma que quiebra pueden continuar la producción si manifiestan su voluntad al respecto, aun si la cooperativa de trabajo -forma legal que adquiere cualquier empresa recuperada- se encuentra en proceso de formación.

Pueden y tienen prioridad para hacer una oferta de cara a que los bienes de la fábrica se les adjudiquen de forma directa. Durante la quiebra, los intereses de los sueldos que no se pagaron desde que se inició el proceso no se suspenden, sino que se produce una actualización hasta la fecha de pago efectivo. Los créditos laborales debidos al trabajador por su carácter alimentario son habilitados en un ciento por ciento para su cobro y pueden actuar como moneda de pago en la propuesta que se realiza para adjudicarse la mercadería otrora empresarial.

Para Rodrigo Salgado, del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la reforma “podría facilitar la continuidad inmediata de la producción a través de los trabajadores organizados en cooperativas de trabajo, jerarquizando los créditos laborales y habilitando la adjudicación directa de las empresas a las cooperativas, lo cual constituiría un significativo aliento político-institucional para el proceso”.

Sin embargo, también marca como un aspecto a considerar con atención que “hay varios casos de empresas recuperadas que no se adecúan” a una situación que exige sí o sí una quiebra de la antigua empresa y la capacidad por parte de los trabajadores de financiar la compra de los bienes con sus acreencias laborales, gestión productiva y otros recursos. La vía institucional de acceso a la tenencia de la unidad productiva, la propiedad en términos más simples, continúa siendo un tema complejo de resolver.


Fondo para Empresas Recuperadas

El Ministerio de la Producción bonaerense a través de la reglamentación de la Ley 13828, actualmente está impulsando la constitución de un Fondo para Empresas recuperadas y la puesta en marcha de un Consejo Asesor.

A través de la creación del Fondo especial, afectado a expropiaciones con destino a empresas recuperadas, la Provincia responde a un reclamo de los trabajadores, quienes utilizan los medios de producción expropiados pero no pueden acceder a la posesión de los mismos.

El Fondo podrá integrase con aportes del Estado y será retroalimentado con la devoluciones que realicen las cooperativas, forma legal bajo la cual se han organizado los trabajadores de las empresas recuperadas. Los bienes expropiados serán transferidos a los trabajadores a título oneroso quienes tendrán que abonar a la Provincia el valor de adjudicación, de acuerdo a un plan de pagos en cuotas.

La Ley también crea un Consejo Asesor, integrado por representantes del Estado Provincial y de las organizaciones de empresas recuperadas, que evaluará el estado actual de las mismas así como también la sustentabilidad del proyecto productivo.


De Argentina al mundo


Si bien el movimiento que nuclea a las empresas recuperadas es muy pequeño cuantitativamente, representa en América Latina y también en el resto del mundo una verdadera alternativa de gestión obrera a la tradicional administración capitalista.

Aunque el proceso se originó hace 10 años, un tiempo considerable en la vida de cada uno de los protagonistas, en términos históricos es una cifra insignificante. “Lo importante es seguir afianzando el proceso, continuar formando y capacitando a nuestros compañeros y no dejar de militar y difundir la causa de la autogestión. Si podemos sostener en el tiempo nuestros emprendimientos, de aquí a algunos años más, la gestión obrera será algo casi natural para cualquier trabajador que pierda su empleo o que se encuentre a las puertas del cierre de la empresa donde trabaja”, sostiene Federico Tonarelli, presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA) e integrante de la cooperativa del hotel Bauen.

Apoyados en la experiencia histórica del movimiento argentino, es posible pensar en una organización de trabajadores autogestionados extendido en el resto del mundo como alternativa para terminar con las fuerzas de la explotación de los trabajadores.


Fuente:

Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas por sus Trabajadores

Empresas recuperadas una década después - María Gabriela Ensinck - Cronista.com

Empresas recuperadas por los trabajadores, una alternativa viable – Florencia Pessarini – Política Argentina, volver al debate político

Sebastián Tafuro – Revista Debate

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